sábado, 25 de febrero de 2012

Athletic de Bilbao

                      Aquellos maravillosos años

El primer gran dominador del fútbol español se había visto relegado de la pelea por los principales títulos. La década de los 80 divisaba un futuro incierto para el Athletic de Bilbao. Un conjunto en plena reconversión, en el que Iribar acaba de retirarse, la plantilla que había alcanzado la final de la Copa de la Uefa de 1977 parecía que ya había dado su mejor fútbol y la directiva rojiblanca no acertaba con el entrenador adecuado. Tras Koldo Aguirre, por San Mamés pasaron el austriaco Helmut Senekowitsch e Iñaki Sáez de manera interina. Tras realizar varias campañas discretas y con una necesidad imperiosa de renovación se apostó por el técnico del filial Javier Clemente. El rubio de Barakaldo comenzó a trabajar en el primer equipo con jugadores del Bilbao Athletic, aplicó el manual de la escuela vasca y las enseñanzas que Alberto Ormaetxea estaba impatiendo en el vecino banquillo de Atocha. 25 años sin ganar la Liga y casi una década sin conquistar la Copa, con la que el Athletic siempre había mantenido un eterno idilio, fueron los obstáculos a salvar por un equipo que tomó el relevo de la Real Sociedad como representante del fútbol del País Vasco.
  
El rubio de Barakaldo.
 En la temporada 1980-81, Javier Clemente, ex jugador del Athletic, se hizo cargo del filial rojiblanco, que militaba en Segunda División B. El objetivo era el de ascender a Segunda. Estuvo cerca de conseguirlo. Acabó tercero de su grupo con un plantel joven en el que se encontraban: Zubizarreta, que disputó siete partidos en esa temporada, Mendilibar, Merino, Aspiazu, y algunos otros que también fueron entrando en los planes del primer equipo como los ya citados Cedrún, Urtubi, De La Fuente o Endika. Incluso también estaban los hermanos Salinas –Julio y Patxi- que estando en el equipo juvenil llegaron a debutar con el Bilbao Athletic.
Un tercer puesto que le sirvió a Javier Clemente para hacerse con las riendas del primer equipo. Nadie conocía mejor a las nuevas promesas que el de Barakaldo.Por ello, parecía el técnico adecuado para un Athletic que estaba en plena transición y que veía como un grupo de jugadores nuevos procedentes del filial estaban llegando a la primera plantilla. Un hombre de la casa que quería recuperar la identidad del club. Como comentó en su presentación como técnico del primer equipo del Athletic, “quiero furia y garra y que cuando vayamos por ahí se nos espere con respeto y temor”. El entrenador más joven de Primera, en lugar de traer nuevos aires a la liga, pretendía recuperar el discurso de la garra para volver a hacer competitivo al Athletic.La mejora del Ahtletic con Clemente fue clara. Pasó de la novena posición a la cuarta, acabó a siete puntos de la Real Sociedad, aunque sus números en el apartado defensivo no fueron del todo satisfactorios. El Athletic encajó 41 tantos, más de uno por partido, pero, por el contrario, fue el segundo equipo que más goles marcó con 63. Con él también llegó el cambio en la portería. Clemente confió en un joven valor que en la temporada anterior había llegado al filial procedente del Alavés. Zubizarreta, que empezó la campaña con 20 años, disputó todos los partidos de la Liga, relegando al banquillo a Cedrún. También al primer equipo llegó Liceranzu, lateral izquierdo que había estado cedido en el Barakaldo y que iba a ser importante para Clemente y para la propia historia del Ahtletic. Esta temporada 81-82 supuso la reactivación del Athletic gracias a la consolidación de los nuevos valores del filial.
 El nuevo entrenador había logrado transmitir al equipo el espíritu de lucha tradicional en los leones y había formado un bloque compacto que invitaba al optimismo en el botxo. Optimismo que, al igual que en el caso de la Real Sociedad, tampoco hacía presagiar la llegada de títulos a San Mamés. Las buenas sensaciones que despertaba el equipo, los dos triunfos ligueros de la Real Sociedad y el acabar la primera vuelta a un punto del Real Madrid y con tres de ventaja sobre el Barça de Schuster y Maradona, ilusionaban a la parroquia bilbaína. El Athletic estaba en una posición inmejorable para pelear por el campeonato. La mala noticia para los rojiblancos era que parecían estar un peldaño por debajo del Real Madrid o al menos esa sensación dejó el 2-4 logrado por el Real Madrid en San Mamés.
La segunda vuelta iba a ser un mano a mano entre vizcaínos y madrileños. La gran virtud de los leones iba a ser su solidez en San Mamés. Donde ganó todos los partidos excepto un empate [1-1 ante el Real Valladolid] y la citada derrota ante el Real Madrid. Además, aunque suene extraño y sirva para romper con el mito del amarrategui, el conjunto de Javier Clemente fue el máximo realizador del campeonato 82-83 con 71 goles, gracias a los 18 que logró Dani y a los 15 de Sarabia. Defensivamente, Clemente también encontró una zaga solvente que habitualmente estuvo compuesta por Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu y Núñez.  
El mano a mano entre rojiblancos y blancos también dio protagonismo al FC Barcelona. Al ambicioso proyecto culé, en el que además de Schuster y del recién llegado Maradona, que había costado 1.200 millones de las antiguas pesetas, también lucían el lobo Carrasco, los ex colchoneros Marcos Alonso y Julio Alberto, un centrocampista de oscuro trabajo como Víctor Muñoz que estaba respaldado por otro currante del balón como era Perico Alonso, que en esa temporada había abandonado Atocha para recalar en el cuadro blaugrana. Un ambicioso proyecto que comenzó con Udo Latek en el banquillo gracias al triunfo en la Recopa de 1982, pero la confianza de la directiva no era excesiva y cedió el puesto a Menotti en la tercera jornada de competición. A finales de enero, el Barça seguía siendo tercero pero estaba  a dos puntos del Madrid y a uno del Athletic. Al final, el equipo catalán no terminó de entrar en la puja por la cabeza, se mantuvo en una tercera plaza que acabó cediendo al Atlético de Madrid. El Barça se tuvo que conformar con la Copa de 1983, ganada por 2-1 al Real Madrid en La Romareda. La de Zaragoza no sería la única final que perdió el conjunto blanco en esa campaña. También cayó ante el Aberdeen en la final de la Recopa de 1983. 

 Resultados del buen trabajo.
El Barça iba a jugar un importante papel en la Liga. A finales de marzo recibió y venció al Real Madrid por 2-1, repitiendo el triunfo de la ida [0-2]. Maradona y Perico Alonso dieron la vuelta a un partido que se había complicado en la primera parte debido al gol del madridista Juanito. A falta de cuatro partidos para la conclusión de la liga, el cuadro blanco cedía el liderato al Athletic, que había ganado por 4-0 al Celta de Vigo en un partido que también dejó ver el primer gol de Julio Salinas en la categoría reina del fútbol nacional. La siguiente fecha del campeonato enfrentaba en el Bernabéu al Real Madrid con el Athletic de Bilbao, el título estaba en juego y el Barça andaba al acecho. Pero el conjunto culé besó la lona en Atocha [1-0] por lo que dejó escapar buena parte de sus opciones al título, aunque todavía le quedaba visitar San Mamés. El encuentro del Bernabéu se decidió a favor del Real Madrid por 2-0 [Portugal y Del Bosque]. Un paso atrás para los leones que no tenían tiempo para lamerse las heridas recibidas en su visita a la capital porque en la siguiente jornada jugaban contra el FC Barcelona. Ni los de Clemente ni los de Menotti podían permitirse una derrota. Una derrota significaba el adiós al título. Algo que parecía más grave en el caso de la entidad azulgrana debido a los fuertes desembolsos económicos que había realizado en los últimos años y al subcampeonato obtenido en el curso anterior. El Barça salió presionado a San Mamés y la presión aumentó en el primer minuto de juego tras el gol del león Dani. El partido era de gran equilibrio y emoción. Se iba a decidir a falta de 15 minutos para el final. Sarabia sustituyó a Noriega y marcó nada más pisar el césped. Un tanto que desconcertó a los azulgranas que recibieron otro a los cuatro minutos de nuevo de Dani. 3-0. El choque estaba encarrilado pero el Barça sacó la garra y puso la incertidumbre en la grada gracias a los tantos de Urbano [86’] y Maradona [89’]. Al final, 3-2, pero el Athletic seguía a un punto de un Real Madrid que había ganado por 0-3 en Las Palmas.
La ventaja de un punto llegó hasta la última jornada. Al Real Madrid le valía el empate en Valencia, pero visitaba a un conjunto que necesitaba un milagro para no perder la categoría. El conjunto blanco estaba cerca de la Liga y además estaba clasificado para la final de la Recopa y de la Copa del Rey. Alfredo Di Stéfano había formado un bloque competitivo, pero afirmaba en una tribuna abierta de El País que “no hemos logrado nada”.  Por su parte, Clemente estaba tranquilo. El que va por detrás siempre cuenta con ello. Es el ‘otro’ el que debe hacer sus deberes, por lo que cuenta con la presión. A pesar de la calma con la que el de Barakaldo encaró la semana decisiva, Clemente sabía que  el Athletic debía ganar y esperar que el equipo de un viejo conocido [Koldo Aguirre] diese la sorpresa en el Luis Casanova. Y la sorpresa se produjo en el minuto 39 cuando Tendillo batió al conjunto que dirigía Alfredo Di Estéfano. El Valencia necesitaba el triunfo. Durante toda la temporada había estado en el furgón de cola de la clasificación y la derrota podía enviarle a Segunda, categoría que todavía no conocía. El gol en Valencia ponía la Liga en bandeja al Athletic que jugaba en el Insular de Las Palmas. El choque no tuvo un buen inicio para los leones. En el minuto 3, De Andrés hacía el 1-0 en propia puerta. El Athletic no se puso nervioso. Sarabia igualó a los diez minutos y Dani hizo el 1-2 antes del descanso. Un tanto psicológico ya que los leones se marcharon a la caseta siendo campeones. Tendillo había adelantado al Valencia minutos antes al gol de Dani. Tras la reanudación, Sarabia sentenció con el tercero. A partir de aquí comenzó el festín del Athletic que se sabía y sentía campeón. Argote y Urtubi cerraron la cuenta mientras el Real Madrid era incapaz de empatar su partido. El Athletic volvía a ganar la Liga tras 27 años, lo que supuso un estallido de alegría en Bilbao y en toda Vizcaya. Los seguidores rojiblancos recibieron a sus jugadores como auténticos héroes. La afición aplaudió al plantel campeón que recorrió la ría en una gabarra llamada ‘Athletic’.
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2 comentarios:

  1. que grande esti bilbao era muy bueno pero el de hoy en dia no tiene nada que envidiar al de clemente ahora mister de mi querido sporting de gijon gora athletic en la vuelta lijan al manchester de nuevo

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  2. Hombre pues el de hoy en dia le faltan los titulos ojalá los consiga y el manchester va a alucinar en la catedral eso va a ser una olla a presión.

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